Algunos apuntes para pensar el cuidado de los que cuidan
Voy a transmitir una expresión que surgió en algún grupo. Discutiendo en el grupo, se empiezan a “interpretar” atribuyendo al otro, intencionalidad y un origen único responsable de la discusión.
– Lo que pasa, es que vos (reproche)…
– Que te pasa, te compraste un perro?
Pregunto y me explican que “comprarse un perro” es soltar una serie de interpretaciones, que como un perro ataca al otro.
Comprarse un perro hace automáticamente, suspender cualquier pregunta al otro, suponiendo que el otro es idéntico a mi representación.
En otra reunión que se armo una discusión acalorada, un integrante del grupo, al que le reprochan que no esta cumpliendo su función, se levanta y moviendo los brazos, como espantando algo, dice: “fuera perro, fuera”. La risa hizo un momento de distensión, pudiendo seguir con la discusión, sin ese afán (involuntario) de exclusión y violencia que generan los reproches.
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A partir de junio del 2009, quedo seleccionado, para cumplir tareas de acompañamiento, sostén y capacitación a los equipos que integran la Red de atención y protección a niñas, niños y adolescentes en situación de calle extrema.
La Red de atención… es el intento de responder a la perdida de la condición de ciudadanos, con la vulneración de sus derechos, de niños/as que viven en la calle, alejados de las referencias sociales (escuela, familia, etc.), y que constituyen una forma de vida.
La Red integra organizaciones del Estado (Ministerio de Desarrollo Social, Instituto del Niño y del Adolescente del Uruguay), con varias Organizaciones de la sociedad civil (Vida y educación, Gurises Unidos, Iglesia Anglicana y Cipfe). Consta de tres Hogares (Piri, Rescatate y Posada de Belén) para hospedar a los niños/as a los que se dirige y dos “unidades de captación” llamados Farol y Revuelos. Estos equipos están conformados por educadores, que trabajan con los niños en la calle.
Debo decir que frente a esta tarea tuve un impacto afectivo, producido por el encuentro con los educadores, que componen la Red. Me propuse no anteponer con diferentes teorías, el escuchar a los educadores (sean de hogares, sean del grupo de captación). Con el fin de recibir de primera mano, relatos sobre la tarea y sus obstáculos.
Así, mantenía o manteníamos reuniones grupales de tres horas por vez, con diferentes frecuencias, se traten de Hogares, o del proyecto de captación.
Una idea que circulaba es que estas reuniones eran para cuidar a los que cuidan.
El primer afecto que me surgió es la admiración por estos educadores, que ponen el cuerpo para vincularse, en situaciones inverosímiles y algunas veces muy violentas.
El dispositivo de abordaje, en las reuniones, apunta a que, de forma grupal, se puedan producir afectos para generar potencia en hacer y llevar adelante la tarea, sea con los educadores del proyecto de captación, sea en los diferentes hogares.
Esto implica hacer circular en el grupo cual es la manera de afectar de los educadores sobre los niños/as, así como con sus colegas, por un lado. Por otro, como son afectados (cuerpo y sentimientos) por la tarea, y pensar las respuestas que puedan surgir, y los recursos que manejan.
El hecho de que los coordinadores del espacio del cuidado del equipo, son técnicos que provienen desde afuera de las instituciones intervinientes, facilita la discrecionalidad y libertad para hablar, al mismo tiempo que disminuye las ideas que el trabajo se enmarca en un control restrictivo.
El trabajo con este tipo de población de niños/as, presenta para los educadores, el desafío de acercarse a lógicas de hacer/pensar contrapuestas a las cotidianas. O sea, así como la perdida de derechos y obligaciones de la ciudadanía, genera otra subjetividad, fuera de lo simbólico, genera otra tecnología, apoyada en lógicas de hacer/pensar, para sobrevivir, así, no es posible acercarse a un niño/a de estas características, sin tener un conmoción afectiva.
Dicho en otras palabras, algunos de estos educadores, iban a buscar a estos niños al “culo del mundo”. Expresión que intenta describir la lejanía de códigos simbólicos que se manejan en algunos de estos encuentros entre educadores y niños/adolescentes que viven en situación de calle extrema.
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Freud, en 1921 escribe “Psicología de masas y análisis del yo”. Allí, detalla una formación grupal, la masa, formada mediante una operación psíquica: la identificación.
Los sujetos que participan en la masa, pertenecen a la misma, compartiendo un ideal. Este ideal es un conjunto de representaciones investidas por el superyo y da la ilusión a las personas que participan en la masa, de ser iguales.
El ideal, iguala a los participantes, dejando la sensación de lo que se comparte es lo igual. Pienso como ejemplo, un concierto de rock o un partido de futbol, en donde los participantes, “son uno” con el grupo de rock o el cuadro de futbol.
La identificación hace la pertenencia al grupo por lo igual.
Ahora bien, “creo que esta forma de agrupamiento (la masa), ubica a los sujetos, unos con otros, permite la circulación entre ellos, pero no los enfrenta con la alteridad del otro, en el sentido que dice Levinas.
Levinas[1] advierte sobre las formas de agrupamiento, en donde el grupo, hace posible que las personas estén con otras, pero no da cabida al encuentro con la alteridad del otro. Diferencia el estar CON otro, al estar FRENTE al otro. En tanto experiencia del “rostro” como extraordinario.
Dice: “el ideal de lo social se buscara en un ideal de fusión. En su relación con otro, el sujeto tiende a identificarse con él, abismándose en una representación colectiva, en un ideal común”
La pregunta que me gustaría discutir es: ¿la masa o esta idea de grupo; da lugar a la diferencia como elemento productor en lo grupal?
Creo que la genial descripción, de Freud, nos puede dejar encerrado teóricamente, en la suposición que lo que se encuentra en los grupos es lo similar. Similar como fantasma inconsciente, que circula en lo grupal, procesado por la condensación y el desplazamiento. La noción de fantasma va en el mismo sentido de describir una escena en donde se repite una vivencia infantil[2]. Aquí lo que se repite, lo similar, deja la ilusión que es el único motor de funcionamiento.
De allí, el trabajo en lo grupal, en donde las “lecturas” psicoanalíticas, buscaran lo común como sinónimo de repetición de lo similar.
Lo que cuestiono es que esta postura, nos lleva a pensar UNICAMENTE, lo grupal desde lo similar.
El encierro, lo refiero a que esta postura, deja afuera, el efecto del otro, como ajeno[3], como exceso. Exceso que viene del otro.
Lo que viene del otro, no estaría dado por su similitud con lo que uno tiene (en materia de representaciones), sino que el exceso, es producido por la característica del otro: su ajenidad, su diferencia, su rostro (como lo llama Levinas).
El exceso que proviene del otro, no produce una repetición, sino que da la posibilidad de alojar, hospedar, o no, este exceso. Se presenta y puede, o no, generar un acontecimiento, o sea, algo que de cuenta que el presente es diferente a cualquier anterior.
Lo que caracteriza al grupo, no estaría dado, exclusivamente, por los procesos (fantasmas) que hacen de la repetición la característica principal.
¿Qué lugar tiene, en nuestras teorizaciones y nuestra practica, la diferencia, lo no similar, lo singular, como elemento conformador de lo grupal?
El grupo ¿es de iguales o de diferentes? Lo común en un grupo ¿es lo que se repite o lo que se diferencia?[4]
Desde ya que lo similar, es una fuente importante de producción inconsciente en lo grupal, pero no es lo único. Conduce, involuntariamente a pensar lo grupal, como un proceso que se va homogeneizando, y a los sujetos participantes, en similares, no singulares.
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En el trabajo grupal, asigno un papel fundamental, la vigilancia del clima emocional del grupo. Es “el ambiente, conjunto de condiciones que caracterizan la situación o la circunstancia que rodea a una persona”[5] (o grupo).
Conozco el término, ya que los Dres. Janine Puget e Isidoro Berenstein[6], en el intento de abrir espacios para pensar los fenómenos grupales (de pareja en esta situación)[7], describen el clima emocional, como: “el conjunto de emociones y sentimientos funcionando como sostén de ciertas interacciones y difícil de traducir en palabras”.
Al igual que el clima atmosférico, no es creado por uno, viene “desde el afuera” y al mismo tiempo la respuesta emocional que demos, va a participar en generar determinado clima. Así hablamos de días lindos o agradables, según el tipo de respuesta.
El clima emocional del grupo, tal como intento describirlo, es lo que permite que circulen (o no) los afectos y las palabras. Es un fenómeno, al que cada sujeto tiene que responder, y esta respuesta conforma, a su vez, el clima emocional. Deseo destacar, que en los
fenómenos grupales (vinculares), el origen se disuelve, en tanto lo que importa es la producción grupal. Producción de afectos, que no tendrá un origen preciso, sino que será el resultado de diferentes respuestas.
En tal sentido, Levinas, remarca que la relación con el otro, es anárquica. An=no Arje=origen.
Creo que para pensar los fenómenos grupales, nos tenemos que sustraer a la lógica visual, en donde el origen da una (ilusión de) consistencia. En el clima emocional, no se puede determinar un origen individual. Esta producido por lo que acontece en el grupo.
Me resulto de mucha utilidad, tomar del psicoanálisis una de las reglas básicas: de la asociación libre. Pidiéndoles a los educadores, que cuando cuenten lo que hacen, lo describan sin juicios ni opiniones al principio.
He observado que cuando una persona habla desde un juicio valorativo, luego, lo que sigue, es la justificación del juicio, dejando afuera del relato, situaciones que pueden ser importantes para ubicar un obstáculo.
El juicio previo, al igual que el ideal, determina que el relato sea consistente y no de cuenta de incoherencias o inconsistencias.
En el grupo, se trata de formular una situación que se pueda describir, y en tanto descriptible, se puede transformar, o pensar. Pensar es poner el énfasis en las inconsistencias, que arroja la experiencia. Pensar las inconsistencias da la posibilidad de cambiar[8]. Que circulen de otra manera, afectos y formas de anticipar las experiencias, que vuelven rígido, sólido e inoperante el hacer.
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Creo que es todo un tema como describir las situaciones sin caer en formas dicotomicas, que hacen suponer un todo. Un todo separado en dos, que fomenta la ilusión (ideal) de que reforzar una opción, hace eliminar la otra.
A veces, las discusiones en los grupos, se tornan estériles, ya que los que participan, emiten rápidamente un juicio, generando una confirmación de una “identidad” o “verdad”, que se convierte en baluarte y obstáculo para aproximarse de otra manera a la situación conflictiva.
Ya mencione el consignar que cuando se cuente una situación no se parta de un juicio, sino de poder describir la situación, lo más cercano a lo sucedido, evitando los juicios que sustituyen a las acciones concretas.
El humor, a veces, permite acercarse, con vistas diferentes sobre conflictos. De ahí la importancia de un clima cordial y hospitalario, para dar cabida a diferencias, sin que éstas sean ligadas a afectos
como el honor, la humillación, los principios, etc. Intento describir afectos que confirman la identidad y no dan lugar al otro como diferente/ajeno. Rápidamente el otro, es el enemigo al que hay que “eliminar” o excluir para confirmar el valor único de la identidad.
En la viñeta que sitúo al comienzo del trabajo, vemos como el humor disuelve la ubicación del otro, en un lugar de parálisis, a poder hacer otro espacio para las diferencias grupales, gracias al humor. No hay discusión entre dos o más, sin conformar un campo común. Es todo un tema, lograr un clima que no ratifica la exclusión del otro, con lógicas binarias y afectos que ratifiquen que el otro es un enemigo.
Según el clima emocional se pude discutir, entre varios integrantes del grupo, sin caer en una lógica de oposición, de exclusión, que, como en un partido de tenis, confirma a cada sujeto, en tanto se opone y enfrenta al otro.
Un clima hospitalario, permite, en el grupo, la armonía entre las singularidades, dada por un “ritmo”. Ritmo que da lugar a las singularidades afectivas y armoniza la puesta en común. Repito, puesta en común, que no depende de lo homogéneo, sino de lo singular. El clima hospitalario genera un grupo de diferentes, compartiendo una tarea.
La coordinación de los grupos tiene varios efectos: asegurar a cada integrante del grupo, tener un lugar de referencia para poder hablar, pensar con otros, establecer un clima de confianza y solidaridad entre los integrantes. Mejorar las formas de hacer y las tareas a través del intercambio entre los integrantes de cada grupo.
Generar una cercanía entre los integrantes, a los efectos de tener una fluidez en los intercambios.
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Me parece que hay que resaltar el sentido político[9], como forma de decir que este proyecto atiende y tiende a establecer lazos de humanidad, esto es, nexos que hagan posible lo humano y esto pasa por los afectos (subjetividad) de empatía y no exclusión, de solidaridad, de responsabilidad frente a un otro y más si no es conocido.
El cuidado del otro es un aspecto fundamental y fundante. La propia noción de red, como atar nudos, hacer vínculos (la palabra vinculo etimológicamente es atar), es solidaria con cuidar al otro, cuidar a los que cuidan es otra noción a evaluar.
El cuidado de los que cuidan se convierte en una herramienta obligatoria e imprescindible para este tipo de trabajos.
Un aspecto que remarcaría como importante a transmitir: la búsqueda de expandir la alegría.
El trabajo implica mover afectos, para producir afectos (y efectos) en los niños/as que va destinada la red y en los educadores. La expansión de la alegría, a través del clima emocional, crea grupos con posibilidad de trabajo y rendimiento.
En ese sentido, el trabajo que se hace tiende a eso: expandir la alegría.
Generando una comunidad de diferentes, de singulares, en donde la inclusión es una herramienta de creación de lazos de humanidad.
[1] Emmanuel Levinas. El tiempo y el otro. Paidos 1993
[2] Me apoyo en Jean Laplanche. La prioridad del otro en psicoanálisis. Amorrortu editores. Laplanche critica a Freud, quien a partir de la carta 69 a Fliess (21/9/1897) “no cree más en mi neurótica”. Haciendo del otro, únicamente un fantasma.
[3] Definición de: Isidoro Berenstein. Devenir otro con otro(s) Ajenidad, presencia, interferencia. Paidós 2004
[4] Gottlieb, N. Lo común en los vínculos. Trabajo presentado al II Congreso de Psicoanálisis de las configuraciones vinculares. Perspectivas vinculares en Psicoanálisis. Las prácticas y sus problemáticas. Mayo/ 2008. Buenos Aires
[5] http://www.wordreference.com/definicion/clima
[6] Puget, J y Berenstein, I. Psicoanálisis de la pareja matrimonial. Paidos 1988
[7] Es curioso como la descripción del clima, por los autores, adscribiéndolo al juego transferencia/contratransferencia, deja afuera, como determinante, lo que acontece en la clínica, lo que genera el analista con sus intervenciones. Rescato igualmente el valor del termino.
[8] Moreno, J. Ser humano. La inconsistencia, los vínculos, la crianza. Zorzal 2002.
[9] Político, proviene de polis, o sea una acción en un grupo es política.
Nelson Gottlieb
Montevideo, Uruguay Junio del 2010
nelsongott@gmail.com