Perdida en la traducción: Un puente por el que cruzar
Grupoanálisis en español, edición especial de Contexts
Este proyecto comenzó con el Simposio de Barcelona. Peter Zelaskowski me habló de la idea de hacer un número especial sobre Barcelona antes del simposio, para animar a los que iban a participar a conocer un poco más de Barcelona de la mano de la gente que vivía allí o había alguna vez visitado la ciudad. Cuando se canceló el Simposio de Barcelona, seguí pensando en lo bueno que sería hacer un número especial en español de Contexts.
El 1er simposio online (que mantuvo la idea original del simposio de Barcelona), fue el primer evento multilingüe de GASi. Había habido otros eventos con traducción al inglés de los ponentes principales, pero nunca había habido tres idiomas oficiales (inglés, español y catalán) ni interpretación simultánea en el grupo grande, aunque sí, por ejemplo, hubo interpretación consecutiva en el ‘Winter Workshop’ de San Petersburgo, 2019.
La experiencia de estar en un grupo grande en el que la gente era capaz de entender a otros que hablaban un idioma diferente, no tenía precedentes en GASi. Esto trajo dificultades y quejas inevitables, pero en general funcionó bien y se empezaron a tender puentes.
Yo puedo entender el español y el inglés, y el catalán lo suficiente como para no necesitar una traducción, pero a veces ponía la función de traducción para saber cómo era escuchar otras voces interpretando las palabras del que estaba hablando. Decidí hablar en español en el grupo grande. A algunos de mis amigos y compañeros, con los que normalmente hablo en inglés, no les gustaba escuchar la voz del intérprete en lugar de la mía y pedí a los intérpretes que dejaran de traducir mis palabras y me traducía yo misma. El equilibrio entre la comprensión de las palabras y el escuchar la voz del que habla (y los sentimientos que eso transmite) era difícil de conseguir. La experiencia me hizo reflexionar aún más sobre los niveles de comunicación en los grupos y, especialmente, en los grupos grandes, en los que, incluso cuando nos reunimos en persona, es difícil escucharnos (y entendernos) unos a otros, incluso cuando parece que hablamos el mismo idioma.
Cuando conocí a Joan Coll en Lisboa durante el simposio de GASi de 2014, me animó a visitar Mallorca y la primera oportunidad que surgió de ir a una congreso allí la aproveché. En el simposio de analítica de grupo en Mallorca, y por primera vez que yo recuerde, sentí que me faltaban las palabras en un grupo grande. Las Islas Baleares tienen dos lenguas oficiales (el catalán y el español) y varios dialectos (el mallorquí, que se habla en Mallorca, el menorquí en Menorca y el eivissenc en Ibiza y Formentera), pero la lengua oficial del congreso fue el español. Nací en España; el español es mi primera lengua, pero desde hace más de 30 años vivo en Londres (Reino Unido). He realizado mi formación grupoanalítica en inglés y desconocía el gran número de formaciones de grupoanálisis y de grupoanalistas que hay en España. Me di cuenta de lo desconectada que había estado de ese mundo.
La experiencia de conocer a analistas de grupo españoles fue muy agradable, me sentí como en casa. El problema surgió en el grupo grande cuando intenté hablar sobre mi experiencia y hacer algunos comentarios sobre la ponencia que acabábamos de escuchar. Intenté decir algo, pero las palabras me salían en inglés. Tuve que pensar mucho, buscando la palabra adecuada para expresar lo que quería decir. Había palabras en inglés que tenía que pedir a otros que me tradujeran. Me sentí muy incómoda. ¿Había perdido la capacidad de hablar mi lengua materna o era este lenguaje analítico del grupo español el que tenía que aprender?
Un año después, en 2016, surgió otra oportunidad de asistir a otro simposio en Mallorca. Esta vez Joan me había pedido que tradujera la ponencia de Farhad Dalal, ‘Perdido en la traducción: La música de las emociones’. Me alegré de que me lo pidieran; esto me daría una nueva oportunidad de aprender este ‘nuevo idioma’. La tarea no fue fácil. Me mandaron un ejemplar de uno de los libros de Foulkes traducido al español y lo utilicé como diccionario de términos grupoanalíticos. Quedé satisfecha con el resultado. El día de la ponencia, Farhad sugirió que sería mejor que él leyera un párrafo y yo leyera la traducción después de él. La ponencia pareció ser bien recibida, aunque la lectura de la traducción la hizo un poco larga. El grupo grande que siguió por la tarde me produjo sensaciones que nunca había tenido antes en ese tipo de grupo. Había miembros en el grupo que no entendían ni hablaban español, cuando hablaban, siempre había alguien que traducía al español para el resto del grupo. Yo empecé a traducir algunas de las intervenciones en inglés y traducía algunos de los comentarios en español a los angloparlantes que estaban a mi lado, pero empecé a sentirme cada vez más incómoda. Sentía que estaba sobre un puente muy débil que podía derrumbarse en cualquier momento. Hubo un momento en el que no podía respirar. Sentí que tenía un ataque de pánico y dejé de escuchar. No fui capaz de ayudar con las traducciones y me sentí congelada.
Después del grupo grande íbamos a juntarnos en un bar cerca del mar. Fue una velada encantadora, pero yo seguía sintiéndome incómoda. Pude hablar con algunos de los participantes mientras que nos tomábamos una copa y les conté mi experiencia en el grupo grande. Me contaron su sensación, durante la ponencia de Dalal, de ser tratados como si no entendieran el inglés y necesitaran un traductor para entender sus palabras. Hablamos del poder de la lengua inglesa, de la vergüenza de muchos españoles por no hablar otros idiomas lo suficientemente bien como para participar en eventos internacionales (muchos británicos sienten la misma vergüenza), y de la imposición de una ponencia en inglés en un evento español. Me di cuenta de que mi traducción también había sido vista como una imposición. Tanto si eras capaz de entender a Dalal como si no, tenías que escuchar la traducción. La forma de presentar la ponencia no permitió a nadie elegir si necesitaba la traducción o no.
La lectura del artículo de Rohr para este número especial de Contexts me hace pensar en lo que pasó en ese grupo grande y en cómo necesité dejar de entender, de escuchar, sentirme congelada para formar parte del mundo de la no comprensión, en lugar de ‘imponer mi conocimiento’, al proceder de un mundo anglófono. Estoy tratando de aprender el lenguaje grupoanalítico en español, que todavía es nuevo para mí, lo que hace que este número especial de Contexts sea muy especial. Todos los artículos se publican en ambos idiomas para que cada uno pueda decidir si lo lee en uno o en otro o en ambos. He aprendido mucho sobre el grupoanálisis en españoly espero seguir aprendiendo más. Espero que esta forma de presentar el pensamiento grupoanalítico sea un puente por el que poder cruzar.
Dra Maria-José Blanco (PhD)
Grupoanalista y académica. Trabaja como psicoterapeuta y grupoanalista en consulta privada. Sus intereses académicos se centran en la escritura terapéutica y autobiográfica. Es profesora en King’s College London y ha publicado entre otros: The Power of Death: Reflections on Death in Western Society (Berghahn, 2014 and 2017); Feminine Singular: Women Growing Up Through Life-Writing in the Luso-Hispanic World (Peter Lang, 2017) and Women in Transition: Crossing Boundaries, Crossing Borders (Routledge, 2021).
mjblanco.psychotherapy@gmail.com